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Capítulo 24. La Vida en Cristo — Segunda Parte

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• La ley revelada se ve en el Antiguo Testamento cuando Dios comunicó

los Diez Mandamientos a Moisés. Los Mandamientos, junto con

las enseñanzas de los Profetas y otras leyes reveladas, prepararon al

mundo para el Evangelio.

• Las enseñanzas de Cristo descubren el significado oculto de la Ley

Vieja y revelan su Verdad Divina y la verdad humana. El Evangelio

es una ley de amor por el amor que fue vertido en nuestros corazones

por el Espíritu Santo.

• “La justificación es la

obra más excelente del amor de Dios

,

manifestado en Cristo Jesús y concedido por el Espíritu Santo”

(CIC, no. 1994). La justificación es tanto la obra del Espíritu que nos

trae el perdón de los pecados, como nuestra aceptación o acogida

de la santidad de Dios, la cual llamamos santificación mediante la

participación en la vida divina.

• “La gracia santificante es un don habitual, una disposición estable

y sobrenatural que perfecciona al alma para hacerla capaz de vivir

con Dios, de obrar por su amor. Se debe distinguir entre la

gracia

habitual

, disposición permanente para vivir y obrar según la vocación

divina, y las

gracias actuales

, que designan las intervenciones divinas

que están en el origen de la conversión o en el curso de la obra de la

santificación” (CIC, no. 2000).

• “La gracia santificante es el don gratuito que Dios nos hace de su

vida, infundida por el Espíritu Santo en nuestra alma para curarla

del pecado y santificarla” (CIC, no. 2023).

• La justificación nos fue merecida por la pasión de Cristo. Recibimos

la justificación en el Bautismo y nos convertimos en amigos de

Dios. De esta forma nos conforma con la justicia de Dios que nos

hace justos.

• Dios llamó a Israel a ser santo. “Sean santos porque yo soy santo” (Lv

11:45). San Pedro extendió esta invitación de Dios a los cristianos.

“Así como es santo el que los llamó, sean también ustedes santos en

toda su conducta, pues la Escritura dice: ‘Sean santos, porque yo, el

Señor, soy santo’” (1 P 1:15-16).

• Jesús dijo a los Apóstoles: “El que los escucha a ustedes, a mí me

escucha” (Lc 10:16). En la Iglesia, cuando tratamos temas de fe