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Tercera Parte. La Moralidad Cristiana: La Fe Vivida

“¿Qué da sentido a mi vida?”. Para responder a preguntas como estas,

nos dirigimos a un maestro sabio. Cristo es el máximo maestro, y él

continúa siendo escuchado hoy en la Iglesia y mediante ella. El

Catecismo

apunta que “el

magisterio de los pastores de la Iglesia

en materia moral

se ejerce ordinariamente en la catequesis y en la predicación, con la

ayuda de las obras de los teólogos y de los autores espirituales” (CIC,

no. 2033). En la tarea de enseñar y aplicar la visión y práctica de la

moralidad Cristiana, la Iglesia cuenta con la dedicación de los pastores

y la ciencia de los teólogos, así como con las contribuciones de toda la

gente de buena voluntad (cf. CIC, no. 2038).

La respuesta basada en la fe que los católicos deben dar al oficio

de enseñar de la Iglesia —el Magisterio— también se extiende a los

principios morales:

La Iglesia, “columna y fundamento de la verdad” (1 Tm 3:15),

“recibió de los apóstoles este solemne mandato de Cristo de

anunciar la verdad que nos salva” (LG, no. 17). “Compete

siempre y en todo lugar a la Iglesia proclamar los principios

morales, incluso los referentes al orden social, así como dar su

juicio sobre cualesquiera asuntos humanos, en la medida en que

lo exijan los derechos fundamentales de la persona humana o la

salvación de las almas”. (CIC, no. 2032, citando 1 Tm 3:15; LG,

no. 17; CDC, can. 747 §2)

VIVIENDO CON FE Y ESPERANZA DESPUÉS DEL

11 DE SEPTIEMBRE DE 2001

Esta es una reflexión de los obispos de Estados Unidos sobre la tragedia

del 11 de septiembre de 2001. Este fue un acontecimiento que dramatizó

los temas del bien y el mal, y la necesidad de extraer una orientación

moral de las enseñazas de Cristo y de la Iglesia.

Desde el 11 de septiembre de 2001 somos un pueblo herido.

Compartimos la pérdida de seres queridos, el dolor, el enfado y

la tristeza, la conmoción y la determinación ante estos ataques

contra nuestra nación y contra toda la humanidad. También

honramos el altruismo de los bomberos, policías, capellanes y