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Capítulo 5. Creo en Dios

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Antes de la pasión, Jesús prometió mandar el Espíritu Santo como

maestro, guía y consolador. La aparición del Espíritu Santo el día de

Pentecostés, y en otros acontecimientos en el Nuevo Testamento, dan

amplia evidencia del Espíritu Santo como la tercera Persona de la Santí-

sima Trinidad. Esto, también, será discutido en un capítulo más adelante.

El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y

vida cristianas. Dios se revela a sí mismo como Padre, Hijo y Espíritu

Santo. La doctrina de la Trinidad incluye tres verdades de fe.

Primero, la Trinidad es Una. No hablamos de tres dioses sino de un

solo Dios. Cada una de las Personas es completamente Dios. Son una

unidad de Personas en una naturaleza divina.

Segundo, las Personas Divinas son distintas una de la otra. Padre,

Hijo y Espíritu Santo no son tres apariencias o modos de Dios, sino

tres personas identificables, cada una totalmente Dios de una manera

distinta de las otras.

Tercero, las Personas Divinas están en relación una con las otras. La

distinción de cada una solo se entiende en referencia a las otras. El Padre

no puede ser Padre sin el Hijo, ni tampoco puede el Hijo ser Hijo sin

el Padre. El Espíritu Santo está relacionado con el Padre y el Hijo, son

ambos quienes lo envían.

Todos los cristianos son bautizados en el nombre del Padre, y del

Hijo, y del Espíritu Santo. La Santísima Trinidad ilumina todos los otros

misterios de fe.

DIOS ES CREADOR DE CIELO Y TIERRA

La primera línea de la Biblia dice: “En el principio creó Dios el cielo y

la tierra” (Gn 1:1). Los tres primeros capítulos del libro del Génesis han

moldeado el pensamiento religioso de los judíos y cristianos; de hecho,

han moldeado la literatura del mundo occidental —sobre Dios como

“Creador del cielo y de la tierra” (Credo de los Apóstoles), “de todo

lo visible y lo invisible” (Credo de Nicea) y sobre la creación de la raza

humana, de la Caída y de la promesa de la salvación mediante la historia

de Adán y Eva. Estos tres capítulos deben ser leídos por todo aquel que

quiera entender el significado del mundo y de la humanidad.