CAPÍTULO DOS
MINISTERIO Y VIDA DEL DIÁCONO
I. Las relaciones del diácono
Relación con el obispo diocesano
41. El diácono ejerce su ministerio dentro de un contexto pastoral
específico: la comunión y la misión de una iglesia diocesana.
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Depende directamente del obispo diocesano con quien está en comunión y bajo cuya
autoridad ejerce su ministerio. Al prometer respeto y obediencia a su obispo, el diácono toma
como modelo a Cristo, que fue el siervo de su Padre. El obispo diocesano también entra en
una relación con el diácono, puesto que el diácono es su colaborador en el servicio al pueblo
de Dios. Es, por tanto, responsabilidad del obispo proveer de cuidado pastoral a los diáconos
de su diócesis. El obispo cumple con esta responsabilidad tanto personalmente como por
medio del director de personal diaconal.
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Respeto y obediencia
42. El obispo confiere al diácono una tarea específica normalmente
por medio de una carta oficial de nombramiento
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. Los criterios
principales para la tarea son las necesidades pastorales de la iglesia
diocesana y las calificaciones personales del diácono, discernidas en su previa experiencia y
en el curso de su formación. Para su misión también se toman en cuenta las responsabilidades
familiares y ocupacionales de los diáconos.
El obispo asigna al
diácono un ministerio
específico
43. El obispo fomenta “una adecuada catequesis” en toda la iglesia
diocesana, tanto para los laicos como para los sacerdotes y los
religiosos, a fin de que el ministerio diaconal sea comprendido en toda
su profundidad.
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De hecho, tal catequesis es también “una
Apropiada
catequesis: Una
oportunidad de
discernir necesidades,
candidatos idóneos y
puestos a nivel
diocesano
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