además de favorecer el conocimiento recíproco, contribuirá a lograr rápidamente la
colaboración sobre la base de la estima y del diálogo respetuoso en un espíritu de fe y de
caridad.”
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Los diáconos recientemente ordenados, por tanto, serán asignados y supervisados
por un sacerdote. Este cuidado pastoral de un diácono recientemente ordenado, coordinado
por el director de personal diaconal, se extiende a los tres primeros años después de
ordenado. Este período incluirá oportunidades para continuar su formación, con énfasis
inicial en asuntos y problemas expresados por el diácono recién ordenado mientras gana
experiencia. Es así mismo una magnífica oportunidad para ayudar a la familia del diácono
mientras ésta se acostumbra a su nueva situación en la comunidad.
47.
Se debe elaborar, con la aprobación del obispo diocesano, un
plan de formación realista para continuar la educación y la formación
de cada diácono y de toda la comunidad diaconal “que tenga en cuenta la edad y las
situaciones específicas de los diáconos, junto con las exigencias de su ministerio pastoral.”
10
El director de personal diaconal deberá coordinar la preparación, implementación y
evaluación de este programa. “Para los diáconos casados se deben programar, además de las
ya dichas, otras iniciativas y actividades de formación permanente, en las que, según la
oportunidad, participarán, de alguna manera, su mujer y toda la familia, teniendo siempre
presente la esencial distinción de funciones y la clara independencia del ministerio.”
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Igualmente, deben planearse iniciativas especiales para la formación continua de diáconos no
casados.
Formación y
educación continuas
Relación con la diócesis
48. Mientras asume formas diversas del ministerio diaconal, un
diácono puede ejercer su servicio tanto en el ámbito diocesano como
en una tarea individual. Por lo tanto, puede conferírsele una
responsabilidad específica, si llena los requisitos necesarios, en una posición administrativa a
nivel diocesano o parroquial.
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Sin embargo, en el desarrollo de estos oficios, “el diácono
tendrá siempre bien presente que cada acción en la Iglesia debe ser signo de caridad y
servicio a los hermanos… Por tanto, para salvaguardar la integridad del ministerio diaconal,
Toda acción diaconal
debe ser motivada por
la caridad y el
servicio
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