comunidad, algunas profesiones resultan incompatibles con las responsabilidades pastorales
de su ministerio. El obispo, “teniendo presente las exigencias de la comunión eclesial y los
frutos de la acción pastoral al servicio de ésta, debe valorar prudentemente cada caso, aunque
cuando se verifiquen cambios de profesión después de la ordenación diaconal.”
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Unidad y actividad pastoral
61. Bajo la autoridad del obispo diocesano, y mediante reuniones
periódicas y acción cooperativa, “sacerdotes, diáconos, religiosas,
religiosos y laicos comprometidos en el ejercicio del cuidado pastoral [pueden] superar el
aislamiento de pequeños grupos . . . y garantizar la unidad de perspectivas y de acción ante
los distintos modelos pastorales.”
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Servicios coordinados
por la diócesis
II. Espiritualidad diaconal
Introducción
62. Las fuentes primarias de la espiritualidad de un diácono son su
participación en los sacramentos de iniciación cristiana al igual que su
identidad sacramental y su participación en el ministerio ordenado. La espiritualidad de un
diácono casado se nutre además en el Sacramento del Matrimonio, que santifica el amor
conyugal y lo constituye en signo del amor con que Cristo se da a la Iglesia. Para el diácono
célibe, amar a Dios y servir a su prójimo arraiga todo su ser en una consagración total y
completa a Cristo. Para cada diácono, su modelo por excelencia es Cristo siervo, que vivió
totalmente dedicado al servicio de Dios, por el bien de los hombres.
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Para vivir su
ministerio en forma cabal, “el diácono necesita estar con Cristo para que sea Él quien lleve la
responsabilidad del ministerio.”
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Cristo siervo
Vida espiritual
63. Los diáconos están obligados a dar prioridad a la vida
espiritual y a vivir su
diaconía
con generosidad. Deben integrar sus
obligaciones familiares, su vida profesional y las responsabilidades de su ministerio para
Prioridad de la vida
espiritual
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