diocesano, del clero y parroquial. Un diácono y su esposa, como hombre y mujer espirituales
y como pareja, tienen mucho que compartir con el obispo y sus sacerdotes sobre el
Sacramento del Matrimonio. Una familia diaconal también es una presencia que ofrece un
ejemplo incomparable de la familia doméstica. Afrontando con espíritu de fe los retos de la
vida matrimonial y las exigencias del diario vivir, el diácono casado y su familia fortalecen la
vida familiar no solamente de la comunidad eclesial sino de toda la sociedad.
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El diácono célibe
69. La Iglesia reconoce el don del celibato que Dios concede a
algunos de sus miembros, quienes lo viven sin reservas “
en su
verdadera naturaleza
y en su verdadera finalidad, y, por tanto, en sus
motivaciones evangélicas, espirituales y pastorales.”
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El significado esencial del celibato se
basa en la predicación de Jesús del reino de Dios. Su fuente más profunda es el amor a Cristo
y la dedicación a su misión. “En efecto, en el celibato, el amor se presenta como signo de
consagración total a Cristo con corazón indiviso y de una más libre dedicación al servicio de
Dios y de los hombres, precisamente porque la elección del celibato no es desprecio del
matrimonio, ni fuga del mundo, sino más bien es un modo privilegiado de servir a los
hombres y al mundo.”
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Celibato:
consagración a Cristo
con todo el corazón
70. El compromiso del celibato sigue siendo una de las
expresiones más fundamentales del llamado de Jesús a un discipulado
radical para el bien del reino en la tierra y como una señal escatológica del reino celestial.
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“Esta perfecta continencia por el reino de los cielos siempre ha sido considerada por la
Iglesia en grandísima estima, como señal y estímulo de la caridad y como un manantial
extraordinario de espiritual fecundidad en el mundo.”
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Celibato: discipulado
radical
71. Si el diácono célibe renuncia a una familia, gana otra. En Cristo, aquellos a quienes
sirve se convierten en madre, hermano y hermana. De este modo el celibato como señal de
caridad pastoral toma carne. La reciprocidad y el mutuo afecto compartidos con muchos
llegan a ser canales que moldean y dan forma al amor pastoral del diácono célibe y a su
sexualidad. “El celibato… no se puede considerar simplemente como una norma jurídica…
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