Background Image
Table of Contents Table of Contents
Previous Page  54 / 240 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 54 / 240 Next Page
Page Background

IV. La permanencia de la Orden de los Diáconos

77. La restauración y renovación del diaconado en el Concilio

Vaticano II está basada en el principio de que el diaconado es una

categoría estable y permanente del ministerio ordenado. Sin embargo, ya que la historia del

orden en el último milenio se ha centrado en el diaconado como una etapa transitoria hacia el

sacerdocio, aquellas acciones que puedan confundir la estabilidad y permanencia del orden

deben limitarse. Esto incluiría la ordenación al sacerdocio de diáconos célibes o viudos. “Por

tanto, un eventual paso al presbiterado [de un diácono permanente]… será una rarísima

excepción, posible sólo cuando especiales y graves razones lo sugieran… Dada la

excepcionalidad del caso, es oportuno que él consulte previamente a la Congregación para la

Educación Católica respecto a lo que se refiere al programa de preparación intelectual y

teológica del cadidato y la Congregación para el Clero acerca el programa de preparación

pastoral y las actitudes del diácono al ministerio presbiteral.”

76

Orden de Diáconos:

permanente y estable

V. Obligaciones y derechos del diácono

Incardinación

78. “Mediante la imposición de las manos y la oración

consecratoria [el diácono] es constituido ministro sagrado, miembro

de la jerarquía.”

77

Habiendo expresado ya claramente por escrito su intención de servir a la

Iglesia diocesana por el resto de su vida, después de su ordenación el diácono es incardinado

en la Iglesia diocesana. “La incardinación es un vínculo jurídico, que tiene valor

eclesiológico y espiritual en cuanto que expresa la dedicación ministerial del diácono a la

Iglesia.”

78

Incardinación:

vínculo jurídico

El Ministerio de la Palabra en la Iglesia

79. Como participante del ministerio de la palabra en la Iglesia, el

diácono obedece la responsabilidad que se le dio al ordenarse: “Recibe

el Evangelio de Cristo cuyo heraldo eres ahora. Cree lo que lees,

“Recibe el Evangelio

de Cristo cuyo

heraldo eres ahora”

53