Background Image
Table of Contents Table of Contents
Previous Page  555 / 706 Next Page
Basic version Information
Show Menu
Previous Page 555 / 706 Next Page
Page Background

Capítulo 36. Jesús Nos Enseñó a Rezar

• 529

• “‘Nuestro pan’ designa el alimento terrenal necesario para la

subsistencia de todos y significa también el Pan de Vida: Palabra de

Dios y Cuerpo de Cristo” (CIC, no. 2861).

• “La quinta petición implora para nuestras ofensas la misericordia

de Dios, la cual no puede penetrar en nuestro corazón si no hemos

sabido perdonar a nuestros enemigos, a ejemplo y con la ayuda de

Cristo” (CIC, no. 2862).

• “Al decir: ‘No nos dejes caer en la tentación’, pedimos a Dios que no

nos permita tomar el camino que conduce al pecado. Esta petición

implora el Espíritu de discernimiento y de fuerza; solicita la gracia

de la vigilancia y la perseverancia final” (CIC, no. 2863).

• “En la última petición, ‘y líbranos del mal’, el cristiano pide a

Dios con la Iglesia que manifieste la victoria, ya conquistada por

Cristo, sobre el ‘Príncipe de este mundo’, sobre Satanás, el ángel

que se opone personalmente a Dios y a Su plan de salvación” (CIC,

no. 2864).

• Concluimos con el “Amén”, que significa “Así sea”. Gozosamente

ratificamos las palabras que Cristo nos enseñó (cf. CIC, no. 2856).

MEDITACIÓN

La correcta ordenación de nuestras actividades externas

solo se puede conseguir una vez que hayamos reestablecido

contacto consciente con el centro de todas estas actividades y

preocupaciones. Este centro es el objetivo de nuestra meditación.

En palabra de Santa Teresa de Jesús: “Dios es el centro del

alma”. Cuando nuestro acceso a este centro se abre, el Reino

de Dios es establecido en nuestros corazones. Ese Reino no es

nada menos que el poder presente y la vida omnipresente de

Dios impregnando toda la creación. En palabras de San Juan

Casiano: “Aquel que es el autor de la eternidad no pediría nada

de los hombres que fuese incierto, insignificante o temporal”.

Esto es así no porque Él no quiere que gocemos de las buenas

cosas de la vida, sino porque solo las podemos gozar plenamente

cuando hayamos recibido el don de sí mismo quien es la bondad