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Cuarta Parte. La Oración: La Fe Orada
Madre de Dios porque ella es la madre de Jesús, quien es verdadero
Dios y verdadero hombre, como lo definió el Concilio de Éfeso en
el año 431 d.C. Las Iglesias orientales llaman a María
Theotokos
, o
“Madre de Dios”. La respuesta de María a Dios la hace partícipe en
el plan de la salvación humana mediante la maternidad de Jesús.
• “Ruega por nosotros, pecadores”. Ya hemos dicho que la oración
de intercesión tiene que ver con las necesidades y esperanzas de los
demás. Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, siempre intercede por
nosotros ante Dios y nos llama a que intercedamos por los demás.
Los santos y la Santísima Virgen María continúan esta oración de
intercesión en el cielo. Como Madre de la Iglesia, la Virgen María
continúa rezando con el cuidado de una madre por el Cuerpo de su
Hijo en la tierra. En Caná, la Virgen María intercedió ante Jesús en
nombre de la pareja que se había quedado sin vino. Jesús escuchó su
oración y convirtió en vino al agua. Las últimas palabras de la Virgen
María en las Sagradas Escrituras nos las dice a nosotros: “Hagan lo
que él [Jesús] les diga” (Jn 2:5). Nuestra Santa Madre siempre nos
lleva a Jesús.
• “Ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”. Durante su vida,
la Virgen María anduvo en un peregrinaje de fe. Incluso con toda
la gracia que recibió de Dios, ella se encontró con los misteriosos
caminos de Dios y con el sufrimiento profundo, especialmente con
la muerte de su hijo. Ella sabe lo que un peregrinaje de fe conlleva,
y ella nos acompaña con la oración mientras que caminamos hacia
Dios a lo largo de nuestras vidas y muerte.
Otras Oraciones a la Virgen María
En la Iglesia latina, el rosario, una venerada y poderosa forma de oración,
se desarrolló a partir de la piedad popular. Rezar el rosario requiere
la recitación de oraciones vocales, incluyendo el Padrenuestro, el Ave
María y la Doxología, a la vez que se medita en los misterios de la vida
de Jesús. En las Iglesias orientales, las letanías y los himnos a la Madre
de Dios son comúnmente más rezados.
No rezamos a la Virgen María de la misma manera que rezamos a
Dios. Al rezar a María, invocamos su intercesión en nombre de nuestras