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Capítulo 36. Jesús Nos Enseñó a Rezar

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relación especial de cuidado providencial por el pueblo de Israel, y en

particular por su rey. La revelación de Jesús de Dios como su padre

brota de ser profundamente consciente no solo de ese mismo cuidado

providencial sino también de una intimidad indescriptible (cf. por

ejemplo, Jn 14). “Puesto que ya son ustedes hijos, Dios envió a sus

corazones el Espíritu Santo de su Hijo, que clama: ‘¡Abba!’, es decir,

¡Padre!’’ (Ga 4:6).

Cuando decimos “Nuestro”, reconocemos que somos un pueblo

unido por la Nueva Alianza que Dios ha establecido con nosotros

mediante su Hijo en el Espíritu Santo. Mientras que de hecho sí somos

personas individuales, también somos personas en comunión con otras

personas porque hemos sido bautizados en la comunión de la Santísima

Trinidad. El Padrenuestro es una oración de la Iglesia, por eso rezamos

con la Iglesia cuando recitamos estas palabras, llamando juntos a Dios

nuestro Padre.

Que Estás en el Cielo

“Que estás en el cielo” no designa un lugar sino lamajestad

de Dios y su presencia en el corazón de los justos. El cielo,

la Casa del Padre, constituye la verdadera patria hacia

donde tendemos y a la que ya pertenecemos.

—CIC, no. 2802

El cielo es la culminación de nuestra relación con el Padre, el Hijo y el

Espíritu Santo que comenzó en el Bautismo.

Las Siete Peticiones

En el Padrenuestro, las tres primeras peticiones tienen por

objeto la Gloria del Padre: la santificación del nombre, la

venida del Reino y el cumplimiento de la voluntad divina.

Las otras cuatro presentan al Padre nuestros deseos: estas

peticiones conciernen a nuestra vida para alimentarla o

para curarla del pecado y se refieren a nuestro combate

por la victoria del Bien sobre el Mal.

—CIC, no. 2857