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Cuarta Parte. La Oración: La Fe Orada

Santificado Sea Tu Nombre

Santificado

significa “ser hecho santo”. Nosotros no hacemos el

nombre de Dios santo; Dios es la fuente de su propia santidad que es su

perfección y su gloria. Pero damos testimonio de su santidad al hacer

su voluntad, siendo gente de oración y estableciendo las condiciones

terrenales mediante las cuales se manifiesta su santidad.

Dios reveló gradualmente su nombre. Primero de todo, se lo reveló

a Moisés, mediante el cual nos dice que Él es “Yo-soy”, una persona

que elige estar cerca de nosotros y que sin embargo permanece siendo

misteriosa. A medida que se desarrolla la historia de la salvación, el

pueblo de Israel usó otros nombres para referirse a Dios, tales como

Señor, Pastor de Israel y Rey.

Pero la Revelación definitiva de quién Dios es ocurrió por medio de

Cristo, quien nos enseñó que Dios es su padre y que él es su Hijo. Por la

salvación de Cristo y del sacramento del Bautismo, nos convertimos por

la gracia en hijos adoptivos de Dios. Por esto es que podemos llamar a

Dios legítimamente “Padre”.

Venga a Nosotros Tu Reino

En esta petición rezamos para la venida del Reino que Dios nos prometió

—el Reino ya presente en la Pasión, muerte y Resurrección de Cristo. En

el Evangelio de Mateo encontramos una amplia revelación de los muchos

aspectos de lo que el Reino de Cristo significa en términos morales y

espirituales, así como en su relación con la Iglesia. Es un Reino de amor,

justicia y misericordia, donde los pecados son perdonados, los enfermos

son sanados, los enemigos se reconcilian, los prisioneros son liberados y

las necesidades de los pobres atendidas.

El Reino es todas estas cosas y más, ya que al final el Reino es

Jesucristo mismo y todo lo que él significa para nosotros. El Reino ya

está aquí por la redención de Jesucristo. Pero, en otro sentido, el Reino

no está todavía aquí, ya que la transformación final de los individuos,

de la sociedad y de la cultura, que Cristo llevará a cabo, todavía no ha

sucedido en su plenitud. Es por esto que necesitamos rezar esta petición

todos los días y trabajar para que se haga realidad.