hay que tener cuidado de mantener “la esencial distinción de funciones y la clara
independencia del ministerio.”
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244. Algunos diáconos, por su gran deseo de ejercer las funciones
de su ministerio diaconal, pueden a veces descuidar asuntos importantes y conflictos con sus
esposas y familia. Esto debe evitarse. Un diácono casado y su esposa deben recibir
instrucciones sobre cómo solicitar ayuda a tiempo cuando experimenten la necesidad.
“Desdichadamente nuestra sociedad todavía considera casi exclusivamente el remediar
situaciones; las familias [generalmente] buscan ayuda [solamente] después de ocurrir una
crisis y cuando ya han surgido otros problemas. Una alternativa es una estrategia
preventiva.”
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Estrategia preventiva
Dimensión humana: desarrollo de “cualidades humanas, preciosos instrumentos para el
servicio eclesial.”
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245. Para llevar a cabo con eficacia su ministerio diaconal, el diácono debe extenderse
generosamente en diversas formas de relaciones humanas sin discriminación, de modo que
otros vean en él a un testigo sincero de la santidad y valor de la vida humana. La formación
permanente debe capacitar a los diáconos a buscar este testimonio con más eficacia.
Dimensión espiritual: “espiritualidad diaconal
”
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246.
En el Bautismo, cada discípulo recibe el llamado universal a la santidad. Al recibir el
Sacramento de Órdenes Sagradas, los diáconos reciben una “nueva consagración a Dios”
mediante la cual se configuran con Cristo Siervo y son enviados a servir al pueblo de Dios.
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El crecer en santidad es por tanto, un “compromiso de todo cristiano.” Pero para el diácono
tiene “un fundamento en la especial consagración recibida. Comporta la práctica de las
virtudes cristianas y de los diversos preceptos y consejos de origen evangélico según el
propio estado de vida.”
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El diácono célibe por tanto “no dejará de ofrecer a los hermanos
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