Aspectos prácticos de la caridad
146. Las encíclicas sociales de los Papas y los significativos
documentos promulgados por la Conferencia Nacional de Obispos
Católicos de los Estados Unidos sobre la integridad de la vida humana desde la concepción
hasta la muerte, sobre la economía, sobre el racismo, sobre la inmigración, sobre la paz,
han atraído la atención a la dimensión social del Evangelio. En un mundo que busca
privatizar el compromiso religioso, la formación diaconal debe enfatizar la dimensión
social del Evangelio, su preocupación por la vida humana, por la justicia en el lugar de
trabajo, y por la paz en el mundo. Un importante recurso para enfrentar estos retos es la
Guía para el estudio y la enseñanza de la doctrina social de la Iglesia en la formación de
sacerdotes,
de la Congregación para la Educación Católica.
Dimensiones sociales
del Evangelio
147. El ministerio de la caridad es “el más característico del
diácono.”
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“En efecto, por la sagrada ordenación, [el diácono] es
constituido en la Iglesia icono vivo de Cristo siervo.”
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Por lo tanto, al
conformar su vida a la de Cristo Siervo, siendo él un generoso y fiel servidor de Dios y de
los necesitados, especialmente de los más pobres y de los que sufren más,
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demuestra
vitalidad y autenticidad en el ejercicio de las obras de caridad corporales y espirituales en la
vida de la comunidad de creyentes. Su atención a las variadas necesidades físicas,
emocionales, sociales y espirituales de las personas cercanas a él y en todo el mundo,
recuerda a la Iglesia que es un servidor enviado a un mundo necesitado.
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Dentro de este
compromiso con una fuerte conciencia social, emerge un énfasis esencial: “La práctica del
mandamiento de amar y ser misericordiosos en todo que, en el espíritu del Evangelio, da
prioridad al pobre.”
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Diácono: una imagen
viva de Jesús, el
servidor
148. Desde su comienzo, el ministerio del diácono incluyó la
corresponsabilidad de los bienes materiales de la Iglesia, poniendo en
evidencia el derecho del pobre sobre los recursos de la comunidad. Los diáconos ayudan a
asegurar que la distribución de esos recursos provea de significativa ayuda a quienes sufren
pobreza, hambre, desamparo y enfermedad. Hoy el diaconado restaurado mantiene esta
corresponsabilidad tradicional en su compromiso con los pobres. El servicio del diácono
El espíritu del
Evangelio
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