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Capítulo 25. El Primer Mandamiento: Cree en el Dios Verdadero

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define y a todo lo que la Iglesia presenta, mediante su Magisterio

ordinario y universal, como camino de Cristo hacia la salvación.

MEDITACIÓN

Oración del Corazón

No hay mejor que la oración y coloquio con Dios, ya que por

ella nos ponemos en contacto inmediato con él; y, del mismo

modo que nuestros ojos corporales son iluminados al recibir la

luz, así también nuestro espíritu, al fijar su atención en Dios, es

iluminado con su luz inefable. Me refiero, claro está, a aquella

oración que no se hace por rutina, sino de corazón; que no

queda circunscrita a unos determinados momentos, sino que se

prolonga sin cesar día y noche.

Conviene, en efecto, que la atención de nuestra mente no se

limite a concentrarse en Dios de modo repentino, en el momento

en que nos decidimos a orar, sino que hay que procurar también

que cuando está ocupada en otros menesteres, como el cuidado

de los pobres o las obras útiles de beneficiencia u otros cuidados

cualesquiera, no prescinda del deseo y el recuerdo de Dios, de

modo que nuestras obras, como condimentadas con la sal del

amor de Dios, se conviertan en un manjar suavísimo para el

Señor de todas las cosas.

—De las homilías del Pseudo-Crisóstomo,

Liturgia de las Horas

, vol. II, 36-37

ORACIÓN

Acto de Caridad

Dios mío, te amo sobre todas las cosas y al prójimo por ti,

porque Tú eres el infinito, sumo y perfecto Bien, digno de

todo amor. En esta caridad quiero vivir y morir.