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los empleadores y compañeros de trabajo y llevar a cabo su trabajo de tal
manera que contribuya al bien común. Los trabajadores, los empleadores y
los sindicatos deberían no sólo promover sus propios intereses, sino también
trabajar juntos para promover la justicia económica y el bienestar de todos. El
papa Francisco ha resumido bien la doctrina de la Iglesia sobre el trabajo en
Laudato Si’
. “El trabajo”, escribe,
debería ser el ámbito de este múltiple desarrollo personal,
donde se ponen en juego muchas dimensiones de la vida:
la creatividad, la proyección del futuro, el desarrollo de
capacidades, el ejercicio de los valores, la comunicación con
los demás, una actitud de adoración. . . . El trabajo es una
necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino
de maduración, de desarrollo humano y de realización
personal. En este sentido, ayudar a los pobres con dinero debe
ser siempre una solución provisoria para resolver urgencias. El
gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a
través del trabajo. (
Laudato Si’
, no. 127-128)
51. Tenemos el deber de
cuidar de la creación de Dios
, o como el papa
Francisco se refiere a ella en
Laudato Si’
, “nuestra casa común”. Demostramos
respeto por el Creador al cuidar responsablemente de la creación de Dios,
porque “cada criatura es objeto de la ternura del Padre, que le da un lugar en el
mundo” (
Laudato Si’
, no. 77). El
cuidado de la creación
es un deber de nuestra
fe y un signo de nuestra preocupación por todas las personas, especialmente
los pobres, que “tanto la experiencia común de la vida ordinaria como la
investigación científica demuestran que” sufren “los más graves efectos de
todas las agresiones ambientales” (no. 48). El papa Francisco subraya que
la degradación del medio ambiente a menudo puede obligar a los pobres “a
migrar con gran incertidumbre por el futuro de sus vidas y de sus hijos” (no.
25). Las amenazas al medio ambiente son muchas. El papa Francisco, en
coherencia tanto con San Juan Pablo II como con el papa Benedicto XVI
(Mensajes para la Jornada Mundial de la Paz en 1990 y 2010), ha destacado
recientemente la contaminación, el cambio climático, la falta de acceso al
agua potable y la pérdida de biodiversidad como retos particulares. El Santo
Padre habla de una “deuda ecológica” (no. 51) contraída por los países más
ricos a las naciones en desarrollo, y lamenta la debilidad de muchas de las
respuestas a los retos ecológicos arraigadas en “un cierto adormecimiento